martes, 27 de mayo de 2008

Los años pasan y pesan más, la niñez se marchó como un éxodo para no volver jamás, y la adolescencia se me escapo de las manos, la adultes y madures me envuelven en sus garras para no soltarme hasta un buen de tiempo. Mi cuerpo cambia como todo en la naturaleza. Observo a mis alumnos y me pregunto como me veía cuando tenía su edad, o que pasaría si regresara a ese tiempo ¿seria igual? Las cosas cambian tan rápidamente que no se uno cuenta hasta que ya estas en ese punto de tu vida. Por alguna extraña razón los cumpleaños no son felices, están llenos de tristeza y reflexión. Tal vez porque marca la madurez del ser humano. Los cambios son muy buenos, te tienes que mover para evolucionar y seguir adelante, sirve que rompes con alguna rutina. Y cuando te tenias que mover y no lo hiciste al final te das cuenta pero ya es tarde ya estas arriba del tren a medio camino y no te queda más que seguir en ese camino. Las hojas del árbol se caen cada día que va pasando en el bosque de la suciedad, todo se va marchitando y va naciendo el retoño que le va quitando el lugar al árbol viejo y seco. Es es ciclo de la vida que me falta por seguir, del cual me tendré que caer muchas veces y así mismo me tendré que levantar limpio y erguido como lo he hecho durante estos 28 años... Sin tener miedo al fracaso, sin tener miedo al que dirán ese soy yo, aquel flaco escuálido que una tarde en una reta de Basketball un amigo me diera una lección de vida....Aah que viejos momentos cuando las retas con Rafa duraban tardes completas…

1 comentario:

irla dijo...

"La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño"

Friedrich Nietzsche.

Así está el asunto!